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EL ANCIANO PAISIOS DEL MONTE ATOS

PALABRAS DEL ANCIANO PAISIOS

PEQUEÑA "FILOKALIA" - Historias del gerontikon

Sobre el Bien y el Mal

Sobre la concupiscencia

Sobre la avaricia

Sobre el Arrepentimiento

Sobre la Oración

Sobre el Ayuno

PEQUEÑA "FILOKALIA"

HISTORIAS DEL GERONTIKON - Sobre el Ayuno

Abad Antonio / Abad Isidoro el Presbítero / Abad Pastor / Abad Doroteo / San Basilio el Grande / Monje Evagrio / San Marcos el Asceta / San Talasio de Libia / San Elías el Presbítero

Abad Antonio

 

MUCHOS HAN ATORMENTADO su cuerpo en el ascetismo, pero no consiguiendo alcanzar discernimiento se hallaron lejos de Dios.[1]

Abad Isidoro el Presbítero

SI AYUNÁIS normalmente, no os vanagloriéis, pues de otro modo mejor comer carne. Porque más le conviene al hombre comer carne que ser orgulloso y soberbio.[2]

Abad Pastor

Preguntó el abad José al abad Pastor cómo debemos ayunar. Y el abad Pastor le dice:

-Yo quiero que uno coma todos los días tan poco que no se harte.

Le dice entonces el abad José;

-Cuando eras más joven, abad, ¿no ayunabas de dos en dos días?

Y el anciano le respondió:

-Naturalmente, y tres y cuatro días y hasta la semana entera. Y todo ello lo han probado los Padres porque eran fuertes. Pero consideraron mejor que todos los días se coma un poco. Nos han concedido pues la vía regia, que es ligera.[3]

Abad Doroteo

SE DEBE TAMBIÉN tener cuidado en no interrumpir el ayuno si no hay necesidad mayor, no buscar comidas suculentas, y no cargarse de grandes cantidades de comidas y bebidas. Hay dos tipos de gula. De este modo, el rival de un hombre es el buen sabor, y no busca continuamente comer mucho, sino que procura las comidas deliciosas. Y entonces ocurre que come una comida que le gusta y tanto lo invade el placer que siente que mantiene la comida en la boca y la mastica largamente sin podérsela tragar de tanto como le gusta. Esto se llama laimargía (gula). El rival de otro es la cantidad, y no se interesa por los buenos alimentos ni por su buen sabor, sino que, sean buenos o no, a él no le interesa sino comer y sea lo que sea no le interesa, le basta con llenarse a tripa. Esto se llama gastrimargía (glotonería). Y os voy a explicar el origen de estos dos nombres. " Margaino ", como dicen los filósofos, significa "volverse loco", y margos es el que se ha vuelto loco. Así pues, cuando enferma de la locura de llenar la barriga, esta enfermedad se llama gastrimargía , por la manía de su estómago. Pero cuando enferma sólo por la manía del deleite en la garganta, se llama laimargía , por la manía de la garganta ( laimós ).[4]

San Basilio el Grande

NO LIMITES, sin embargo, el bien del ayuno simplemente a la abstinencia de la comida. Porque el verdadero ayuno es no hacer nada injusto. "Desatar los lazos de la maldad".[5] Perdónale a tu prójimo el mal que te hizo y olvida lo que te debe. "Que vuestro ayuno esté limpio de disputas y querellas".[6] Carne no comes, pero despedazas a tu hermano. Te abstienes del vino pero eres pródigo en injusticias. Esperas a que llegue la noche para comer pero pasas todo el día en el juzgado. "Ay de aquellos que no se embriagan de vino[7] [sino de injusticias]."[8]

CREO, pues, que ningún consejo puede afectar tanto al alma del glotón y cambiarla como un simple encuentro casual con el continente. Y me parece que eso significa comer y beber de tal manera que sea un honor para Dios, de modo que incluso en la mesa alumbre nuestra vida una buena obra, y sea glorificado nuestro Padre celestial.[9]

Monje Evagrio

AYUNA con todas tus fuerzas ante Dios. Este ayuno purificará tus desórdenes y pecados:[10] corrige al alma, santifica el pensamiento, expulsa a los demonios y nos hace dignos de acercarnos a Dios. Si comes una vez al día no quieras comer otra vez, para no ser pródigo y que tu pensamiento se agite. De este modo te quedarán bienes para hacer buenas obras y para anular las pasiones de tu propio cuerpo. Y si llegas a encontrarte con hermanos y es preciso comer dos o tres veces, no te aflijas, sino por el contrario alégrate de obedecer a una necesidad y da gracias a Dios por haber seguido la ley de la caridad y porque el mismo Dios haya asumido el gobierno de tu vida. Y también ocurrirá alguna vez que caigas enfermo y sea necesario comer dos, tres o muchas veces, pero no te apenes: no es necesario mantener los esfuerzos del ascetismo en el período de la enfermedad, sino ceder en algo para poder precisamente continuar con la ascesis. En cuanto a la abstinencia de determinados alimentos, la palabra de Dios no ha prohibido ninguno, sino que dijo: "os lo he dado todo como si fueran verduras para que comáis sin reticencias",[11] y "no son los alimentos los que contaminan al hombre".[12] La abstención, pues, de ciertos alimentos es una elección propia y una ascesis del alma.[13]

San Marcos el Asceta

QUIEN SE AFLIGE en su alma y relaja su cuerpo es semejante a aquél que extenúa su cuerpo y dispersa su mente.[14]

San Talasio de Libia

CUANDO AYUNES no hinches el vino de agua, pues si lo haces ofreces la misma materia a la fornicación.[15]

San Elías el Presbítero

ALGUNOS vigilan solo la entrada de los alimentos, pero descuidan la salida de las palabras. No han aprendido a expulsar a la ira de su corazón,[16] ni el deseo de su carne, como dice el Eclesiastés. Sin embargo, sólo de este modo es edificado el corazón puro por el Espíritu que renueva.[17]

[1] Gerontikon, 8

[2] Gerontikon, 4

[3] Gerontikon, 31

[4] Sobre el santo ayuno, 3

[5] Is. 58, 6

[6] Is. 58, 4

[7] Is. 28, 1

[8] Sobre el ayuno I, 10

[9] Reglas más amplias, 17

[10] Is. 6, 7

[11] Gen. 9, 3; I Cor. 10, 26

[12] Mt. 15, 11

[13] Modelo monacal

[14] Sobre aquellos que creen estar justificados por sus obras, 45

[15] Sobre el amor y la continencia, ciento cuatro, 33

[16] Eclesiastés 11, 10

[17] Florilegio de sentencias de importantes filósofos, 53

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